sábado, 12 de mayo de 2018

Personas mágicas

* A las personas bonitas de mi vida.

“Hay personas mágicas.
Te lo puedo asegurar.
Se encuentran escondidas por todos los rincones del planeta. Disfrazadas de normales. Disimulando su especial forma de ser.
Procuran comportarse como las demás. Por eso, a veces, es tan difícil reconocerlas. Pero cuando las descubres, ya no hay marcha atrás. No puedes deshacerte de su recuerdo. 
No se lo digas a nadie, pero dicen que su magia es tan fuerte, que si te toca una vez,
lo hace para siempre.”
La libertad significa no estar atada a nada... pero probablemente sí unida a muchas "cosas"

Cuando ella está a mi lado se me olvida el estrés de las oposiciones,
los posibles vacíos existenciales
y el picor que me produce la urticaria en los momentos y lugares más inesperados.

Cuando él está a mi lado se me olvidan los kilos de más,
mis heridas sin cerrar,
que tengo un trabajo a tiempo parcial
y que todavía vivo con mis padres.

Cuando ella está conmigo, ya no me importa saber si mi espalda me permitirá caminar los veintiséis kilómetros diarios que me separan de Santiago de Compostela,
no me importa madrugar, dormir poco y dormir mal,
ni tirarme un pedo en público.

Cuando él está conmigo, deja de preocuparme la pobreza de mi cuenta bancaria,
los silencios incómodos
y no tener nada nuevo que decir.
No me recrimino el no saber inglés ni desear aprenderlo.
No me preocupa no prever qué va a pasar al minuto siguiente, ni controlar donde estaré mañana.
No me interesa la política, las redes sociales, ni mi naturaleza antipática.

Si ella está aquí no me fijo en mis inseguridades y podría viajar al fin del mundo (aunque haga un calor excesivo y los bichos sean del tamaño de pelotas de tenis). 
No escucho consejos ni críticas, porque cuando hay ganas de más, que intenten derrumbarte es lo de menos... 
Y con “aquí” no me refiero sólo a que esté junto a mí. Es un “AQUÍ”, dentro de mí.

Me da miedo decírselo así, cara a cara, a bocajarro. Por no pecar de sentimental... ya sabes, eso es imperdonable para una tipa dura. Pero le quiero. Da igual si le conocí hace una semana o diez años. He descubierto el cariño que esconde su acogida, la simplicidad que se intuye en su conversación, la gratitud en sus vaciles, el cuidado... causa de tantos detalles. He tropezado con esas arruguitas que se le forman en la comisura cada vez que sonríe y esas chispitas que llenan sus ojos y cosquillean mis entrañas.

Él es más de amaneceres que de lunas llenas, pero el instante perfecto es cuando estamos junt@s. Más de hechos y menos de palabras. Su lenguaje es la cortesía. Lo que más me gusta es su mirada: te mira bonito, sin engaño ni segundas intenciones. 

El invierno le provoca desazón a ritmo de lluvia. Y es más de otoños que de primaveras. A veces, adopta la apariencia de tierna melodía triste, otras es vallenato y hasta llega a adquirir aspecto de comedia en blanco y negro. Si fuera un poema, el público aplaudiría al final de cada verso.

Ella no te dará un abrazo de repente, ni un beso, ni te dirá cosas bonitas que doran el ego. Su cercanía baila a un son diferente. Ella, sencillamente, permanecerá. Aunque el agua se torne fuego y el cielo se vuelva ceniza. Te acompañará cuando sea necesario. Con una alegría no siempre traducida en jarana y carcajada. Eso es lo que más confianza me inspira: es verdadera, no intenta comprarte, aunque a veces es difícil convivir con tal dosis de realidad.

“Ni etiquetas ni tomarse en serio cualquier idiotez, gracias”. Es embajadora de esperanza. Sanadora de intolerancias. Sin complejos. Transparente y trascendente. Sonrisa perenne. Espíritu trovador. Creadora de momentos inolvidables.  Soñadora de imposibles. Incansable guerrera. La humanidad por bandera. 

Ella es roca firme, pero también viento que se cuela por los resquicios y refresca. Capaz de pedir perdón aunque no sea culpable de nada. Incapaz de añadir comentarios negativos. Persona de firmes convicciones, de esas que te impulsan y que te empujan a saltar, creyendo en ti más de lo que tú crees. 

Poeta de lo cotidiano. Defensor del arte y de las calles. Libre, sobre todo, libre. 

Un puntito de ingenuidad y la antagonista del intelectualismo. No obstante, en ocasiones mi vida se rige por la voz de su conciencia. A diez centímetros de su pelo se disipa mi mal humor porque, espontáneamente, su vida se trenza con la mía. 

Puedes pensar que la tengo en un pedestal, pero no es cierto. Ella no cabría en uno. Conozco cada una de las pecas que decoran su cara y me sé de memoria cada una de sus manías. Me declaro enamorada de todas sus imperfecciones, porque sin ellas no sería el mismo. 

En fin... Así es un poco ella o así la veo yo.

Es un placer haber coincidido en esta vida. Porque amistad y fortuna son sinónimos. Brindaré a su salud (con vino del caro o con agua, porque a nosotras esas cosas nos dan igual), por decidir entrar en mi historia (no sé por qué me hizo ese favor). Sólo espero que de ahí no salga nunca.

"Y perdona que te corrija, pero en esta historia, el ángel eres TÚ"

Me gusta pensar que voy a verte.
No sé en que lugar, ni en que estación o circunstancia.
No sé si hoy, mañana, en unos años o en alguna otra vida.
No sé si siendo niños, jóvenes o ancianos; en forma de personas, de agua y piedra, flor y tierra o lluvia y cielo.
Sólo pensar que voy a verte de algún modo;
en algún tiempo en que nuestros destinos coincidan nuevamente.
Sólo pienso en eso.
Me gusta pensar que voy a verte.”
- Leunam -